LA HISTORIA COMPLETA DE UNA INJUSTICIA QUE ESTÁ A PUNTO DE COMETERSE EN LA CASA DE JUSTICIA DEL NORTE DE BUCARAMANGA

Estas son las paradojas de la justicia humana, que afortunadamente nada tienen que ver con la Divina. Por una parte dos reconocidos guerrilleros de regreso a la vida civil son premiados por el gobierno nacional con el título, casi nobiliario, de “gestores de paz”. Por otra, una Fundación, Tejedores de Afecto, que desde hace 8 años desarrolla en el norte de Bucaramanga el programa para la promoción, protección y defensa de los derechos de la niñez y la familia, proyecto para la atención de la población infantil víctima de violencia intrafamiliar, maltrato y abuso sexual, que podría ser desalojada del lugar que ocupa, en las instalaciones de la Casa de Justicia del Norte, porque al Ministerio de Justicia le parece que no cumple con los objetivos del programa “Casas de Justicia”.

Es una historia como de película, que sucede en la vida real y envía un mensaje muy equivocado a los buenos ciudadanos pero especialmente a la niñez que crece entendiendo que para ser premiado por el Estado es necesario, primero ser malo y después arrepentirse o desertar de cualquier grupo armado ilegal trayendo consigo la cabeza, las manos, los píes, los ojos o el propio corazón del cabecilla de su frente, cuadrilla o como se llame.

Unos, con todo el derecho a arrepentirse y a regresar a la vida civil, se dedicaron por años a la lucha armada, otros también han luchado durante muchos años atendiendo a los niños víctimas de la violencia de esos guerrilleros y de todos los grupos armados, del Estado que los ha olvidado e incluso, en algunas oportunidades, de sus propios familiares que al verlos indefensos se aprovechan de ellos.

La historia de los guerrilleros ustedes la conocen porque todos los días ocupa las primeras páginas de los medios de comunicación de Colombia y el mundo, por eso quiero contarles la historia de un verdadero GESTOR DE PAZ que está a punto de ser desalojado del sitio donde durante ocho años ha atendido a más de 400 familias y 800 niñas y niños de 4 a 15 años, y todo, porque en el Ministerio de Justicia creen, sin haberlo escuchado, que él está usufructuando un espacio que le pertenece al Estado, el espacio de la Casa de Justicia del Norte de Bucaramanga que, entre muchas otras cosas, está subutilizado desde hace varios años.

Germán Gómez Cepeda, hijo del gran constitucionalista santandereano ya fallecido, Alfonso Gómez Castaño, es un joven publicista que después de desempeñarse en importantes cargos en empresas santandereanas llegó en 1997 a la gerencia de Todelar en Bucaramanga, lugar donde lo conocí. Allí fui testigo durante un año de su lucha interna por encontrar el sentido de su vida y por descubrir cuál era su verdadero papel en esta sociedad. Años después supe que había dejado todo lo que tenía para dedicarse a trabajar por la niñez, especialmente la de norte de la ciudad, mirada por todos pero atendida por pocos.

Germán es el gestor de la Fundación Tejedores de Afecto, una entidad de derecho privado, con patrimonio propio, regida por las normas legales vigentes, reconocida jurídicamente por el ICBF con personería jurídica No. 1935 de 2002, que pertenece al Sistema Nacional de Bienestar Familiar y se encuentra registrada ante la DIAN con RUT No. 804 015 478- 9.

Desde febrero de 2002 la Fundación Tejedores de Afecto, con el apoyo logístico de la Alcaldía de Bucaramanga, la Secretaría de Gobierno Municipal y la Casa de Justicia, ha desarrollado actividades propias de prevención e intervención de casos de violencia intrafamiliar, maltrato infantil y abuso sexual, en la comunidad del norte de la ciudad de Bucaramanga; comunidad reconocida históricamente por sus altos índices de violencia y conflicto social.

Como una entidad sin ánimo de lucro, la Fundación Tejedores de Afecto, ha puesto al servicio de la ciudad, un equipo de profesionales que, en relación directa con la comunidad, tiene la misión de contribuir en la transformación de los conflictos familiares y sociales. Psicólogos y pedagogos, son la base de esta experiencia; acompañados por trabajadores sociales, profesionales de la salud y el derecho, quienes de manera voluntaria también aportan su trabajo a la Fundación y por ende a la comunidad.

¿QUÉ HACE LA FUNDACIÓN?

Las actividades de ésta entidad están orientadas a brindar herramientas y mecanismos para prevenir las conductas y comportamientos violentos que se originan en el hogar y que posteriormente desencadenan en el conflicto social, y a mejorar la calidad de vida de las familias residentes en la zona de influencia.

En relación a los padres de familia que son atendidos en el programa, el equipo terapéutico, a través de la escuela de formación de competencias familiares y sociales, busca disminuir los índices de reincidencia de situaciones relacionadas con la violencia intrafamiliar, el maltrato infantil y el abuso sexual.

En relación con los niños y las niñas, el equipo terapéutico busca formar, desde tempranas edades las competencias necesarias para interrumpir los ciclos de violencia y maltrato.

En relación con la comunidad en general, la Fundación Tejedores de Afecto, ha desarrollado campañas de prevención de violencia intrafamiliar y promoción de los derechos humanos, de la niñez y la familia.

¿QUIÉN AYUDA A QUIÉN?

Hace unos días alguien me dijo que ese señor debía estar agradecido porque la Alcaldía le daba un sitio para que desarrollara su proyecto, yo le respondí que mas bien el Estado y la sociedad, debíamos estar agradecidos porque ésta fundación hacía el trabajo que nos correspondía y que no habíamos hecho, o lo que es peor, que habíamos omitido con motivo o sin el.

Este caso es similar al de los 8 asilos del área metropolitana y los más de 50 del departamento, que solo reciben del Estado un pequeño porcentaje de la estampilla pro anciano y en cambio dan todo para que más de 4 mil abuelitos pobres puedan vivir en paz sus últimos años de vida. ¿Qué tal donde estas instituciones no existieran? Sencillo, la ciudad tendría más habitantes de la calle.

¿POR QUÉ EN LA CASA DE JUSTICIA?

El motivo es sencillo, porque los casos de maltrato infantil, violencia y violación contra la niñez que son atendidos en la Casa de Justicia, reciben tratamiento de una vez en la Fundación Tejedores de Afecto, todo en el mismo sitio.

Esta entidad está directamente relacionada con la solución de las problemáticas de violencia registradas en el norte de la capital santandereana, por eso es un apoyo fundamental y estratégico, para que las entidades de justicia formal alcancen los objetivos propuestos en su misión de garantizar la igualdad y el restablecimiento de los derechos nada más y nada menos que de las niñas y los niños.

La resolución de este sencillo pero importante caso, nos mostrará la clase de “Gestores de paz” que busca el gobierno colombiano.

0 comentarios:



Publicar un comentario